El banco.
El banco. chanclas
Fuiste el rincón oscuro. El más buscado.
Escuchaste confidencias de enamorados mientras la música de la orquesta sonaba y la luz de la luna avergonzaba con su resplandor a las bombillas de colores colgadas de los arboles.
Hoy, el tiempo, ese enemigo que solo sentimos cuando se ha ido, inexorablemente te va haciendo desaparecer.
Preciosa combinación de palabras e imagen. Se sale.
ResponderEliminarSaludos.
No sé por qué he pensado, nada más ver la foto, que le falta un gato, agazapado, encogido mirando a cámara (ya sabes cómo se tumban los gatos, con las dos manitas juntas, bajo la cara, y las patas traseras apoyadas completamente, por si hay que salir pitando)
ResponderEliminarSerá que ese rincón, repleto de maraña y hojas me recuerda a otro que he conocido bien.
Besos
Todos tenemos un banco que recordar, aunque no esté escondido por esas otoñales hojas
ResponderEliminarUn saludo desde Valencia
Chanclas, para eso están los fotógrafos como tú, para recuperar del olvido el pasado, para vivir más nuestro presente y, porqué no, para inventar el futuro.
ResponderEliminarUn beso pirata!
Un banco, un beso, un suspiro. Y el tiempo que va cubriendo con ramas aquellos amores que mejor es olvidar. Es como si las ramas quisieran tapar los recuerdos, como si el árbol hubiese llorado en hojas sobre él.
ResponderEliminarLa memoria es frágil, por eso necesitamos de la fotografía.
Gracias por tantos recuerdos de bancos en el olvido de la memoria. Y otros ni tan olvidados.
Abrazos,
Anouna