EGIPTO. Un viaje en el tiempo.

Arrastrando nuestras inevitables maletas, llegamos.

EGIPTO, ¡ por fin EGIPTO !

El mágico Nilo nos aguarda.

Surcaremos sus aguas en un barco construido con el conocimiento heredado de Ankhawah, aquél remoto constructor de embarcaciones de hace 4.600 años.

Al timón Eudoco el navegante, nos transportará por el río y por el tiempo hasta recalar en algún puerto de misterioso nombre en el que amarrará su embarcación. Escuchamos sus consejos que nos advierten sobre Amenwah, el ladrón, solo unos instantes antes de que nuestro conductor de carros de tostada piel, Menna, ya dispuesto, nos conduzca raudo a través del árido paisaje hasta los sagrados templos.

Al pie de las escalinatas nos recibe Imhothep, nuestro guía.

Nos hablará de reyes y reinas. De majestuosas obras, deteniendose orgulloso, en aquellas que él dirigió personalmente.

Nos contará de la reina Ankhesenamon y de su azarosa historia y vida, parte de la cual compartió con el que fué su esposo y rey durante algunos años el faraón Tutankhamon.

Entretanto Neferabu, el dibujante del templo no dejará de dar vueltas a nuestro alrededor hasta que, no pudiendo reprimir por más tiempo su curiosidad, nos pregunte por esos artefactos que no dejamos de usar, nuestras modernas cámaras digitales, artilugios de nuestro tiempo para captar formas y luces.

Del sofocante calor y radiación del sol nos protege el nubio Maih, fiel portador del gran abanico de plumas de avestruz que nos acompaña, incansable.

Al atardecer partiremos de nuevo hacía el río. Al volver la mirada creo adivinar la silueta de Imhothep diciendo adios.

En el Nilo embarcamos en una falua en la que navegaremos estas aguas fascinantes que nos llevan hasta el Cairo, donde el río se despide de Egipto antes de adentrarse mansamente en el Mediterraneo.

Nos vamos a Egipto.

Vacaciones 2.009