La Placa.
En la pequeña ciudad donde vivo han rehabilitado un viejo edificio de viviendas de cuatro pisos de altura.
Lo han dejado bien, bonito. Nuevo por dentro y por fuera con su vieja/nueva fachada. Con sus remozados materiales está listo para vivir otra vida.
Al pasar por delante suyo me fijo en una placa de metal de aspecto antiguo y formal. Me acerco a leerla creyendo que dirá que en este edificio nació no sé que hombre o mujer ilustre o que murió alguna celebridad local. Incluso hasta espero leer que un famoso actor durmió aquí en un pasado más o menos lejano.
Pero no, mi sorpresa es grande cuando alcanzo a leer que FULANITA de TAL y de CUAL, Arquitecto@ Técnico@ rehabilitó este edificio en el año 2.008.
Como si de un huérfano se tratase, quizás la Arquitecto@ Técnico@ quiere unir su nombre y hasta sus apellidos a la previsible larga vida de la casa.
La lluvia, el sol, la polución, incluso los inevitables grafittis irán dando una patina a la hoy nueva, de aspecto vieja, placa que, si nadie lo remedia irá mimetizandose, diluyendose en la fachada hasta que dificilmente sea visible.
Así si dentro de cincuenta o sesenta años, al final de la segunda vida del edificio tampoco ningún actor famoso se digna pasar una noche en su interior ni ninguna celebridad local ha decidido terminar sus días entre sus paredes, el otra vez viejo edificio contará, al menos con un Arquitecto@ Técnico@ que le habrá ofrecido su nombre y apellidos de manera fiel y desinteresada.
Lo han dejado bien, bonito. Nuevo por dentro y por fuera con su vieja/nueva fachada. Con sus remozados materiales está listo para vivir otra vida.
Al pasar por delante suyo me fijo en una placa de metal de aspecto antiguo y formal. Me acerco a leerla creyendo que dirá que en este edificio nació no sé que hombre o mujer ilustre o que murió alguna celebridad local. Incluso hasta espero leer que un famoso actor durmió aquí en un pasado más o menos lejano.
Pero no, mi sorpresa es grande cuando alcanzo a leer que FULANITA de TAL y de CUAL, Arquitecto@ Técnico@ rehabilitó este edificio en el año 2.008.
Como si de un huérfano se tratase, quizás la Arquitecto@ Técnico@ quiere unir su nombre y hasta sus apellidos a la previsible larga vida de la casa.
La lluvia, el sol, la polución, incluso los inevitables grafittis irán dando una patina a la hoy nueva, de aspecto vieja, placa que, si nadie lo remedia irá mimetizandose, diluyendose en la fachada hasta que dificilmente sea visible.
Así si dentro de cincuenta o sesenta años, al final de la segunda vida del edificio tampoco ningún actor famoso se digna pasar una noche en su interior ni ninguna celebridad local ha decidido terminar sus días entre sus paredes, el otra vez viejo edificio contará, al menos con un Arquitecto@ Técnico@ que le habrá ofrecido su nombre y apellidos de manera fiel y desinteresada.
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