¿ Y COMO SE HACÍA CUANDO NO HABÍA RELOJES?
¿Nunca te has despertado durante la noche sobresaltado pensando que el despertador no había sonado y temiendo no llegar a tiempo a una cita de trabajo o a un viaje...?
Aunque teorías y sesudos estudios afirman que podemos autocontrolar nuestro sueño o mejor dicho nuestra capacidad de despertar a voluntad al final creo que todos pensamos que es mejor asegurarse ... o sea mejor con despertador.
La curiosidad surge cuando uno se pregunta: ¿Y cómo se hacía cuando no había relojes?
Aunque el concepto de la medida del tiempo y de la puntualidad no sean en modo alguno comparables a los de nuestro tiempo, (bueno para algunos nada ha cambiado, siguen sin saber lo que significa puntualidad), se me ocurre que aún en la Edad Media habría que llegar a tiempo a algún lugar, a alguna cita.
Para las torturas o ajusticiamientos en la Plaza Mayor no había problema: era un espectáculo sonoramente anunciado.
Por cierto que el mismo concepto "puntualidad" no tiene sentido sin la existencia de algo que mida el tiempo. Pero eso es demasiado profundo para una simple entrada al blog.
Para no apartame del tema y sin salir de la citada Edad Media ¿para que ir mas atrás?, yo me pregunto: ¿cómo se arreglaba nuestro medieval hombre para quedar con otros cuando tenían que cortar leña en el bosque, pongamos por caso?
Eso que estamos acostumbrados a leer de: "quedaron a la salida del sol" me deja un poco inquieto. ¿Qué hacía nuestro protagonista: se pasaba media noche asomado al ventanuco de su cabaña esperando al primer rayo de luz?, ¿tenía al gallo adiestrado? Porque no había reloj con pantalla luminosa que consultar.
¿No sientes curiosidad por ver cómo se arreglaban nuestros sufridos antepasados?
Para la medida del tiempo se valían de medios físicos como el transcurrir del sol y la luna, es decir, la fase en la que había luz, así como los ciclos lunares.
Estos fenómenos eran la base del "calendario agrícola” hasta que a mediados del siglo XIII es la religión y todo lo que conlleva lo que se toma como calendario principal de la vida del hombre de la época.
Esto vale como visión macro del tiempo y su medida , si se puede emplear esta expresión, pero ¿cómo era el día a día?
El hombre europeo vivía el día a día sin preocupaciones por la precisión y sin demasiadas inquietudes por su rendimiento.
Los negociantes medievales descubrieron que la medida del tiempo era importante para la buena marcha de los negocios, pues la duración de un viaje, o el periodo invertido por un artesano en la elaboración de un producto eran factores que intervenían al final en los resultados económicos; es decir, se descubrió que el tiempo tenía su precio, por lo que era necesario controlar y medir su discurrir.
Siendo el único sistema de referencia el señalado por las horas canónicas que dividía el día en períodos, distribuidos por igual entre el día y la noche, registrado por medio de campanas: maitines (medianoche), laudes, prima, tercia, sexta (mediodía), nona, vísperas y completas.
Pero ni siquiera esto podía controlarse, porque los toques de prima y completas se hacían coincidir siempre, en cualquier época del año, con el alba y el crepúsculo, y a partir de ellos se computaban el resto de toques, con lo cual sólo en los equinoccios se conseguía, aproximadamente, delimitar fracciones temporales homogéneas.
Técnicamente, los relojes de agua, arena y sol constituían los únicos medios objetivos para medir el tiempo, pero eran tan rudimentarios y sujetos a circunstancias tan imponderables que no pueden tomarse en consideración.
Otros métodos conocidos para medir el tiempo como la velocidad con que una sustancia se consumía o quemaba, las velas graduadas o las cuerdas con nudos y lámparas de aceite con depósitos graduados tampoco eran precisamente muy exactos.
Los primeros relojes no tenían ninguna precisión, se estropeaban con gran facilidad y dependían de un encargado que lo controlase, diese las campanadas y, en muchas ocasiones, lo ajustase tomando como referencia el viejo reloj de sol, el alba o el ocaso.
¡MENUDO EMPLEO SER GUARDIAN DEL TIEMPO! ESO SI QUE ERA TENER RESPONSABILIDAD.
En cualquier caso lo más importante de la propagación de los relojes es que representó la muerte del tiempo medieval, un tiempo que fue prolongado, lento y épico.
De este rápido vistazo a esta época histórica saco la conclusión de que en aquellos oscuros tiempos las cosas iban...como iban, o sea mas bien tirando a mal. Bueno tampoco ahora van tan bien como podrían ir. Y es que cada tiempo tiene lo suyo.
Y aquí lo dejo porque se hace tarde y eso lo sé hasta sin reloj.
Mañana toca madrugar de modo que pondré el gallo, digo el despertador en hora.
Ah¡ me olvidaba de que el despertador ajusta la hora él solito via radio.
¡Y es que cuanto han cambiado las cosas desde aquel lejano "Quedamos a la salida del sol" hasta ahora!
Aunque teorías y sesudos estudios afirman que podemos autocontrolar nuestro sueño o mejor dicho nuestra capacidad de despertar a voluntad al final creo que todos pensamos que es mejor asegurarse ... o sea mejor con despertador.
La curiosidad surge cuando uno se pregunta: ¿Y cómo se hacía cuando no había relojes?
Aunque el concepto de la medida del tiempo y de la puntualidad no sean en modo alguno comparables a los de nuestro tiempo, (bueno para algunos nada ha cambiado, siguen sin saber lo que significa puntualidad), se me ocurre que aún en la Edad Media habría que llegar a tiempo a algún lugar, a alguna cita.
Para las torturas o ajusticiamientos en la Plaza Mayor no había problema: era un espectáculo sonoramente anunciado.
Por cierto que el mismo concepto "puntualidad" no tiene sentido sin la existencia de algo que mida el tiempo. Pero eso es demasiado profundo para una simple entrada al blog.
Para no apartame del tema y sin salir de la citada Edad Media ¿para que ir mas atrás?, yo me pregunto: ¿cómo se arreglaba nuestro medieval hombre para quedar con otros cuando tenían que cortar leña en el bosque, pongamos por caso?
Eso que estamos acostumbrados a leer de: "quedaron a la salida del sol" me deja un poco inquieto. ¿Qué hacía nuestro protagonista: se pasaba media noche asomado al ventanuco de su cabaña esperando al primer rayo de luz?, ¿tenía al gallo adiestrado? Porque no había reloj con pantalla luminosa que consultar.
¿No sientes curiosidad por ver cómo se arreglaban nuestros sufridos antepasados?
Para la medida del tiempo se valían de medios físicos como el transcurrir del sol y la luna, es decir, la fase en la que había luz, así como los ciclos lunares.
Estos fenómenos eran la base del "calendario agrícola” hasta que a mediados del siglo XIII es la religión y todo lo que conlleva lo que se toma como calendario principal de la vida del hombre de la época.
Esto vale como visión macro del tiempo y su medida , si se puede emplear esta expresión, pero ¿cómo era el día a día?
El hombre europeo vivía el día a día sin preocupaciones por la precisión y sin demasiadas inquietudes por su rendimiento.
Los negociantes medievales descubrieron que la medida del tiempo era importante para la buena marcha de los negocios, pues la duración de un viaje, o el periodo invertido por un artesano en la elaboración de un producto eran factores que intervenían al final en los resultados económicos; es decir, se descubrió que el tiempo tenía su precio, por lo que era necesario controlar y medir su discurrir.
Siendo el único sistema de referencia el señalado por las horas canónicas que dividía el día en períodos, distribuidos por igual entre el día y la noche, registrado por medio de campanas: maitines (medianoche), laudes, prima, tercia, sexta (mediodía), nona, vísperas y completas.
Pero ni siquiera esto podía controlarse, porque los toques de prima y completas se hacían coincidir siempre, en cualquier época del año, con el alba y el crepúsculo, y a partir de ellos se computaban el resto de toques, con lo cual sólo en los equinoccios se conseguía, aproximadamente, delimitar fracciones temporales homogéneas.
Técnicamente, los relojes de agua, arena y sol constituían los únicos medios objetivos para medir el tiempo, pero eran tan rudimentarios y sujetos a circunstancias tan imponderables que no pueden tomarse en consideración.
Otros métodos conocidos para medir el tiempo como la velocidad con que una sustancia se consumía o quemaba, las velas graduadas o las cuerdas con nudos y lámparas de aceite con depósitos graduados tampoco eran precisamente muy exactos.
Los primeros relojes no tenían ninguna precisión, se estropeaban con gran facilidad y dependían de un encargado que lo controlase, diese las campanadas y, en muchas ocasiones, lo ajustase tomando como referencia el viejo reloj de sol, el alba o el ocaso.
¡MENUDO EMPLEO SER GUARDIAN DEL TIEMPO! ESO SI QUE ERA TENER RESPONSABILIDAD.
En cualquier caso lo más importante de la propagación de los relojes es que representó la muerte del tiempo medieval, un tiempo que fue prolongado, lento y épico.
De este rápido vistazo a esta época histórica saco la conclusión de que en aquellos oscuros tiempos las cosas iban...como iban, o sea mas bien tirando a mal. Bueno tampoco ahora van tan bien como podrían ir. Y es que cada tiempo tiene lo suyo.
Y aquí lo dejo porque se hace tarde y eso lo sé hasta sin reloj.
Mañana toca madrugar de modo que pondré el gallo, digo el despertador en hora.
Ah¡ me olvidaba de que el despertador ajusta la hora él solito via radio.
¡Y es que cuanto han cambiado las cosas desde aquel lejano "Quedamos a la salida del sol" hasta ahora!
y entoces como se determinaria el tiempo sin la existencia de relojes y cronometros y sin noche y dia
ResponderEliminarDesde hace unos años, no llevo reloj de pulsera.
ResponderEliminarUn día se estropeó y no lo repuse por otro.
Si acaso, para una emergencia, miro la hora en el móvil, porque me gusta ser puntual, así que me organizo bien controlando la hora en casa, antes de salir ...pero sin obsesiones.
Un saludo
Entonces tu, querida TESA estás preparada (salvo por el pequeño detallito del móvil) para trasladarte a esta época.
ResponderEliminarUn saludo